jueves, 1 de abril de 2010

LA INOCENCIA EN ESCENA

Estamos demasiado pendientes de no salirnos del guión de la escena que nos han o hemos marcado en nuestra obra de teatro particular debido generalmente al miedo del qué dirán cuando nacemos inocentes, sin miedos, sin mentiras. Recordaréis que ya escribí sobre ¿Qué emoción eres desde la inocencia? y me volvió a venir al pensamiento y sentimiento la palabra inocencia después de un intenso fin de semana de coaching co-activo compartiendo emociones hasta en los huesos (viva la comunidad de la margarita). En el taller he comprendido finalmente que tenemos un motor generoso que puede impulsar nuestras vidas personales y profesionales, ¡la inocencia y vulnerabilidad abierta en escena!

En teatro y coaching decimos que fácil es ponerse la careta sin casi habernos levantado de la cama y cuanto cuesta sacársela cuando estás en tu zona de confort disfrutando de la ignorancia. Sin duda es peyorativo y ridículo tratar de parecer ser intelectual, jugar al buenismo si no estás conectado con tu inocencia, con tu curiosidad rotunda; ¿Cuál es el precio por dejar de lado la inocencia?, ¿Quién quieres ser en esta emoción?, ¿Quién vas a ser cuando seas más curioso?, ¿Qué puede ser posible que no es posible ahora?, ¿Qué obtenemos a costa de perder la inocencia?, ¿merece la pena realmente?, ¿Qué nuevas posibilidades se te abren como resultado de esta lectura?

En nuestra escena y obra metafórica que llevamos encima de nuestra cabeza el guión tiene más luces que sombras entonces ¿porqué miramos más las sombras?, ¿para qué le dedicamos tanto tiempo?, ¿Que significa para ti ser la luz en tu escenario?, ¿qué te puede dar la confianza y alegría natural de un niño?. Tenemos el costumbrismo y la comodidad de no querer ordenar con coherencia pagando un precio muy alto por falta de autenticidad, audacia y conexión. Es momento de soltar cadenas, caretas, clichés sociales que no nos convienen y si sirvieron en algún momento dale las gracias al personaje y observa el mundo desde la inocencia y no la rigidez que nos encontramos a diario.

Y es a diario donde nos asalta el amor, el miedo, la tristeza o el deseo. De cómo interpretemos en nuestras escenas estos puntos determinará los matices de nuestro guión emocional para nosotros y los demás. Mi recomendación si me permitís para tomar la inocencia dentro de nuestros huesos es basarse en el disfrute, en romper las reglas de la dependencia, en ser responsables, sin expectativas y centrado en el aquí y ahora. ¿Qué está pasando ahora?, ¿Qué más necesitas ahora?. Como dice una amiga mía (gracias Paula) hemos de ir del conocimiento a la sabiduría, eso sí, ¡en la acción!
Un abrazo sonriente y feliz para todos.

8 comentarios:

  1. Desde la inocencia se crea e innova mucho mejor porque la alegría rebosa de modo innato. Por eso los niños son capaces de encontrar solución a muchos dilemas que los adultos no somos capaces debido a nuestras cortapisas mentales adquiridas.

    Gracias Diego y felicidades por el gran trayecto realizado, seguimos ... ;)

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  2. Gracias Cruz, maravillosa descripción de la inocencia. Ya sabes que abrirse al mundo siendo el corazón quien diriga a la mente (no al revés) es un lujazo para quien lo descubra en la práctica.

    Cruz eres admirable por contribuir creativamente con más de 200 post al desarrollo humano.

    Besos!

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  3. Mentalmente he unido tu reflexión con la entrada de otro blog, allí se comentaba la actitud destructiva de algunas personas criticándolo todo, el libro que compran, la película que ven, el restaurante donde cenan, todo defenestrado por una actitud más que arrogante.
    Un disfraz (nada INOCENTE) que solo sirve para disfrazar las carencias propias y entorpecen un desarrollo que debiera ser más propio y adulto.

    Saludos!!

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  4. Bueno Gabi parece más bien un terminator este perfil que mencionas en tu reflexión. Es el héroe de los anti-inocentes por su arrogantitis!

    los disfraces sirven para disfrazar porque en mi opinión ya se sabe con el refranero. Aunque la mona se vista de seda...

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  5. Hola Diego:
    De tu entrada entresaco una línea que me ha parecido especialmente significativa ¿qué es posible que no lo es ahora?. Este punto de arranque que, como sabes, es el principio de toda acción de coaching tiene una tracción que sólo puede abordarse desde la inocencia, al menos la que puede entenderse como tal porque nace de la no experiencia, del terreno inexplorado al que conviene asomarse sin miedos, entendidos estos como prejuicios, sino con curiosidad. La inocencia es eso, curiosidad sin prejuicios, precisamente lo que hace que los niños sean buenos maestros para nosotros, si no fuera porque estamos cargados de paradigmas. En fin, que lo que nos sobra es mucha no-inocencia.
    Un abrazo.

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  6. Buenos días Josep Julián, fabulosa aportación sobre la no-inocencia. Mira por donde cada día son más las personas con las que coincido en que el cambio social no será hasta próximas generaciones (quizá sea un paradigma).

    Lo que está claro es que es vital recuperar y venerar la sencillez, la humildad y la alegría en nuestros comportamientos porque no sé tú Josep pero veo a la sociedad muy "afectada" por cuestiones relacionadas con el exterior cuando todo pasa en nuestro interior.

    De que modo estamos haciendo lo que estamos haciendo?. Alguién se plantea desde su individualidad conectarse con el cambio?.

    Un placer que siempre dejes tu huella de calidad. Un abrazo.

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  7. Maravilloso artículo sobre la inocencia la curiosidad...... Qué mundo más majete podríamos hacer si fueramos cambiando nuestras formas de pensar y esto se puede conseguir con el coaching.
    Es formidable, los cambios que s eproducen en las personas con un poquito de apoyo.
    Diego sigue animandonos desde donde estes.
    www.pilarherrero.es

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  8. Gracias Pilar tu experiencia en el coaching da la razón y el sentido a lo que dices. Sin duda la confianza en uno mismo bien dirigida es un cohete lleno de recursos y emociones positivas.

    Tus palabras llenas de motivación y cariño me ayudan a continuar en la tarea de escribir lo que siento.

    Un abrazo grande!

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