sábado, 9 de abril de 2011

HABITACIÓN DE SUEÑOS Y APRENDIZAJE (fábula)

Gonzalo Marsé de 46 años, hombre curtido, soñador y sensible se hospedó durante seis años en la confortable casa familiar de su madre de un pueblecito de apenas mil habitantes a las afueras de Madrid. Siempre que llegaba, tomaba su maleta roja cargada de ropa medio doblada y muchas ilusiones profesionales por tres o cuatro días de cada semana antes de volver al descanso del guerrero (su casa) junto a su mujer en el mediterráneo.

Gonzalo entre tanto viaje apasionado y persistencia por sus sueños, no siempre entendió conscientemente que no había propiedad en esa habitación para quedarse una semana tras otra, sino más bien algo maternal, algo así como la habitación de un quinceañero que todavía no se ha emancipado de su familia.

Dentro de esa dualidad, para él su habitación era un espacio seguro donde descansar para al día siguiente poner todas las fuerzas en conseguir un paso más en su nueva y creativa empresa. Empresa que estaba en los pensamientos diarios de Gonzalo y su madre Eugenia Santofimia de 64 años por ser el pasaporte para tener pronto su propio espacio de sueños y quizá un nuevo hogar en la capital de España. Todo el sentido de la relación estaba temporalmente focalizado al éxito comercial de Gonzalo.

Con los años la crisis económica, las relaciones y conversaciones con su madre Eugenia eran sistematizadas, poco atentas a las verdaderas necesidades de ambos, eso sí siempre desde el respeto. Con semejante panorama de indiferencias de vez en cuando se producían choques verbales por la falta de espacio empático, a lo que Gonzalo echaba la vista al frente entre sus imaginarios quince años y los cuarenta y seis actuales sin entender el hoy, el qué estaba pasando allí.

Él tenía el hábito (especialmente en los primeros años) de vender la piel del oso antes de cazarlo respecto a su salida de la casa, sólo importa el objetivo decía Gonzalo por entender que tenía que seguir poniendo todas las fuerzas en la empresa (tanto que se iba muy temprano y volvía muy tarde, ya cansado). Mientras Eugenia aceptaba la situación de Gonzalo con mucha dificultad, sin dejar de apuntar a sus objetivos reales SER independiente para crear artísticamente dentro de su casa. Le gustaba pintar, escribir y sobre todo cantar zarzuelas a pleno pulmón en mitad de la cocina.

Gonzalo fue comprendiendo desde el apoyo de Eugenia que no estaba en su casa de su madre sino en la de Eugenia. Sólo desde ese "escenario" Gonzalo fue madurando interiormente la decisión hasta darse cuenta que la situación era insostenible por mucha crisis que existiera. Los nuevos vientos y nuevos espacios se aproximaban al corazón de este emprendedor apasionado y su artística madre!

Como aprendizaje desde su nueva habitación de sueños Gonzalo entiende que sólo desde la autenticidad, coraje y la responsabilidad personal se pueden dar pasos al frente a nuevos caminos de cambio permanente. Hoy desde la elegida habitación de un hotel madrileño descansa y regenera su energía un emprendedor que está aprendiendo a disfrutar que de esa habitación saldrá un nuevo hogar.

Hoy Gonzalo es un gran vendedor de osos ya cazados!

2 comentarios:

  1. Mis mejores deseos a Gonzalo en su nueva aventura de independencia. Crecer es lo que nos permite subir los siguientes escalones.
    Espero que Gonzalo se sienta como en casa en esa nueva habitación de hotel, la actitud es lo que marca la diferencia.

    Gracias Diego.

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  2. Querida Lourdes, gracias por tus palabras.

    En efecto espero y deseo que Gonzalo siga su crecimiento personal y que también sepa disfrutar de su espacio.

    Besos.

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