Me he lanzado a la aventura de este nuevo post gracias a un Gabriel, un extraordinario colega de coaching y escritor que me inspiró a conectar el ultimo post Espantapájaros con la última obra del dramaturgo Moliere El enfermo imaginario. Y digo inspiración porque el miedo nos puede unir yendo hacia delante unidos, como hacer que nos recluyamos en una cueva metafórica aislándonos de los demás y metiéndolo en nuestro imaginario ¿Os suena con la actualidad en España?, ¿Miedo al miedo?
El miedo, la desconfianza efectivamente dejan estragos en ocasiones irreparables. Nos cuesta vivir la vida con plenitud debido a que estamos muy alejados de nuestra esencia, de estar en contacto con nosotros mismos, de conocernos desde nuestra historia sabiendo de nuestra autoexigencia (comportamiento que siempre se convierte en titular a trabajar en el coaching coactivo) ¿Cómo sabes que es imaginario o real?, ¿Cuánto de verdad o auto-engaño hay en ese miedo?.
Por mi experiencia no hemos de luchar contra el miedo sino tomar su energía para convertirlo en nuestro mejor aliado. En el camino de ser diferentes, creativos y genuinos a veces nos salen los miedos imaginarios para igualarnos a la masa y así no distinguirnos. Ya se sabe que cuando tenemos claro nuestro propósito de vida y nuestros miedos, se pueden convertir en nuestros mejores aliados para evolucionar porque te permite descubrir y desactivar el camino de lamentos y quejas. ¿Para qué quieres el lamento?, ¿Cómo te sentiras cuando dejes el lamento?, ¿Cómo lo haces para entenderte?
Hemos de potenciar nuestra curiosidad en las personas como identidad clave que nos conecte con la exploración de nuevas oportunidades en las relaciones sociales y profesionales porque ser uno mismo es la primera de todas las esperanzas y muchas veces la última en ser atendida. La plenitud contigo y con los demás es maravillosa cuando nos damos el permiso de vivir y honrar nuestros valores con lo que decimos y hacemos. Puedo ver y sentir por las sesiones de coaching con clientes que nuestro SER es pleno cuando es coherente con su confianza, motivación y aún más importante la responsabilidad de dejar "la cabecita" a un lado.
Yo no quiero más miedos imaginarios, quiero y elijo miedos protagonistas por entender y aceptar que la incertidumbre, la ansiedad, los límites autoexpuestos forman parte de nuestros errores y aprendizajes naturales. ¿Puedes aceptar el convivir con ello?, ¿Has pactado contigo mismo?. Quien consigue llegar a un acuerdo consigo mismo... tiene el 50% ganado.
Coincido contigo, los miedos imaginarios son a los que tendemos a irnos por el miedo a enfrentarnos a verdaderos miedos porque tal vez ni siquiera sabemos cuáles son, consecuencia de no conocernos a nosotros mismos. He llegado a notar que uno de los grandes miedos protagonistas en nuestra sociedad es al amor y a la forma de expresarlo, pareciera que a veces no terminamos de entender que somos seres sociales por naturaleza, de alguna forma la desconfianza a afectado nuestra forma de compartir y vivir de una forma más cercana.
ResponderEliminarGracias Isabel por tu participación.
ResponderEliminarCoincido contigo en que casi todo reside en el autoconocimiento y aplicabilidad de nuestros aprendizajes diarios. El miedo te puede apalancar durante años e impedirte lo más bonito de la vida que es entender que somos seres afectivos y sociales.
Descubrirlo y compartirlo es lo único. Besos para tu maraviloso pais!
Que fuertes pueden ser los lazos que utilizan nuestros temores...
ResponderEliminarUna entrada absolutamente trascendental en muchos ámbitos de nuestra vida.
Saludos.
Gracias Gabi por tu enorme capacidad de sintesís y aportación creativa (como siempre).
ResponderEliminarMe "temo" es una expresión que dice mucho de nosotros y el estado actual para "romper" las reglas de nuestra parálisis.
Un abrazo y gracias por pasarte!