Durante estos casi tres meses intensos de viajes por España me he hecho las siguientes preguntas ¿Qué es calidad humana?, ¿Cuál es el miedo que la bloquea? ¿Cómo se puede evidenciar ante los dudosos?.
De mis primeras notas y observación en pleno desarrollo de la formación vivencial, me di cuenta de que la calidad humana tiene poco que ver con el intelecto, la capacidad técnica o estratégica de la persona.
Profundizando en las notas tomadas desde la observación de cómo se movían y expresaban los participantes, la calidad humana tiene que ver más con la decisión propia de abrir los poros a entrar en la vulnerabilidad para entender mejor la vida, de ser más amoroso y desde luego escuchar mejor. Es estar preparado y atento a que las dificultades te traigan una intención positiva.
Vivir en el presente sin duda requiere de tiempo y confianza para construir y, sin embargo puede desaparecer en segundos si sólo lo manejas sólo desde la mente y ruido mental. Quien apuesta por la calidad humana generalmente tiene conciencia de empezar a entender de qué va la vida, de qué vamos los humanos. Hablo de aceptar que todos tenemos dentro tristeza y alegría.
Así que estando en plena formación vivencial me daba cuenta de la cantidad de soluciones que somos capaces de originar cuando sólo estamos en el presente con confianza, aquí y ahora. Era tan fácil como comenzar a entrenar en mirar dentro y hablar con absoluta transparencia con uno mismo y los demás. De repente todo tenía sentido y contenido desde la aparente superficialidad del juego teatral.
No había resistencias, muy al contrario voluntades vulnerables que querían conocer y crecer desde ese estado de calidad humana. La reflexión y el compartir era permanente sin evaluarnos en función de etiquetas que los demás tienen de nosotros. Muchas personas pierden temporalmente su tesoro por autoengañarse en la creencia de una etiqueta mal puesta.
Estar en versión piloto automático nos garantiza la supervivencia, sin embargo perdemos la oportunidad de darnos cuenta de cada experiencia vivida desde lo que sientes y no tanto lo que piensas. Los ejercicios teatrales y gestálticos les daban la oportunidad de crecer en autoconfianza pudiendo darse cuenta que dentro de cada uno está todo.
Ponían especial atención en escuchar lo que tenía que decirles el corazón, con tiempo y atención desde el silencio. Quizá os sorprendería las respuestas tan valientes y valiosas que escuchamos en cada lugar que dejamos nuestra humilde huella. Todos necesitamos la sinceridad de la palabra que surge del corazón.
En resumen mis aprendizajes en calidad humana han sido sobresalientes al llenar mi corazón de conciencia de que el cambio es posible, gracias a todos los participantes por su apertura. Otra cosa es lidiar con la vida cuando sales al exterior y ves como está el patio y no me refiero al económico sino al actitudinal. Por eso animo a provocar recibir estos regalos tan especiales como es ver a personas fluir en la versión "calidad humana".
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